Y es que, aunque algunos se empeñen en decir, que debería haberme quedado en casa, no me puedo resistir a ir a la "pequeña pecera", porque las variedades de peces que alli estamos reunidos y espero nos sigamos reuniendo cada día, son únicas e irrepetibles.
Y es bonito que cada día te reciban con una sonrrisa de oreja a oreja, y poder ver al "enlace sindicalista" cabreandose ella sola, a la "abuelita" (cuidado que no lo digo por los años, si no por los arrechuches que nos da todos los dias) agobiandose ella sola en el gabinete o a "mama" que siempre se está preocupándose por nosotros, y sobre todo, encontrarse con el "baby", poniendo esa pequeña chispa de fántasía con su miniboligrafo...
A todos y cada uno de nosotros cuatro, gracias por hacer que cada mañana me levante con ganas de ir al trabajo...
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